El Instituto promueve la actividad de investigación-desarrollo, mediante proyectos que generan nuevos conocimientos en el ámbito de la filosofía y las ciencias sociales y humanísticas, proponiéndose que el impacto de sus investigaciones se dirija a resolver problemas científicos emanados del análisis de condiciones y procesos reales, así como al desarrollo del pensamiento filosófico y de la labor académica transdisciplinar.
Misión
Somos la institución que promueve el desarrollo del pensamiento emancipatorio a partir de estudios, análisis y propuestas transversales y transdisciplinarios. Fomentamos y ampliamos espacios de formación y capacitación de sujetos de cambio emancipatorio, con un compromiso coherente con el proyecto socialista revolucionario. Insertamos los resultados de sus investigaciones de maneras diversas en la práctica docente, política, social y cultural del país, evaluando su impacto. Diversificamos la colaboración nacional e internacional gestionándola desde las necesidades de los propios proyectos y grupos de investigación.
Visión
Ser una institución académica líder en las investigaciones filosóficas que tengan un impacto en la transformación de la sociedad y que fortalezcan la relación entre investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) desde la perspectiva del marxismo crítico y creador, superando las nociones disciplinares estrechas para el estudio de la teoría y la práctica social.
Breve historia de la institución
Los primeros antecedentes del trabajo que realizamos hoy se remontan a la década del cuarenta del siglo pasado. Hay que recordar que, en los años anteriores, el interés por la filosofía era mínimo, en parte por la importancia que se reconocía en expresiones como la literatura, la historia y la sociología. Ese desinterés hacia el pensamiento filosófico bien puede interpretarse como una consecuencia inmediata del predominio del espíritu positivista que se había extendido en América Latina durante años.
En los cuarenta se produjo un cambio en la percepción hacia temáticas especulativas. Fue el momento posterior a la II Guerra Mundial, la etapa de crisis de ciencias positivas como la lógica, la matemática y la física. Esta situación provocó que tanto en Europa como en América Latina resurgiera el antipositivismo.
A partir de la importancia que empezó a ganar en la ciudad la actividad filosófica, influida sin dudas por las huellas que dejó la circulación de la Revista Occidente y las ideas de Ortega y Gasset, o la presencia física en distintos períodos de esos años de pensadores españoles como María Zambrano, José Ferrater Mora, José Gaos, Joaquín Xirau. En ese momento surge el Grupo de Estudios Filosófico-Científico de La Habana.
Las personalidades reunidas en este grupo, encabezadas por José María Velázquez, aumentaron gradualmente su presencia en la vida intelectual y el 29 de octubre de 1948 crearon la Sociedad Cubana de Filosofía. Paralelamente, y como evidencia de que la preocupación por la filosofía crecía en el país, se había fundado en 1946 la Revista Cubana de Filosofía, una publicación bimestral que editaba la Dirección de Cultura de Ministerio de Educación y en cuya concepción participaban figuras prominentes del pensamiento cubano de entonces, como lo fueron Roberto Agramonte, Rafael García Bárcena, Jorge Mañach, el ya mencionado José María Velázquez, y Medardo Vitier.
Iniciando la década del cincuenta, el 16 de octubre de 1950, la propia Sociedad Cubana de Filosofía crea un Instituto de Filosofía con la función principal de aumentar la actividad filosófica de carácter académico. Durante toda la década desde esa institución se ofrecieron cursos académicos con grandes programas de conferencias que abarcaron temas como la presencia del racionalismo en la filosofía contemporánea, los problemas y métodos de la filosofía, el existencialismo, la ética, la metafísica, la filosofía francesa, el arte. La asistencia a estos cursos no se limitó a los asociados, sino que también participaron personas que no eran especialistas, pero estaban interesadas en los debates del pensamiento contemporáneo.
El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 cambió el status quo y todas las instituciones, necesariamente, entraron en un proceso de redimensión.
En el año 1964 se crea en la Academia de Ciencias de Cuba un grupo para el estudio de la filosofía, y por el momento histórico, la actividad de ese grupo fue fundamental para la consolidación de acciones que ayudaran a la difusión de un pensamiento marxista coherente con los nuevos valores revolucionarios, con la transformación social. Dirigido y coordinado por Mariano Rodríguez Solveira y Julio Le Riverand respectivamente, desde su sede se comenzaron a organizar seminarios de formación y actualización para especialistas de las Ciencias Sociales.
Las actividades de este grupo se fortalecieron y reorganizaron, ganando en alcance y presencia en la realidad de aquellos años, primero con la creación en 1966 de un Departamento de Filosofía en la Academia de Ciencias de Cuba, y luego con la fundación del Centro de Investigaciones Filosóficas en la misma institución, en el año 1968.
Son estas dos instituciones nuestros antecedentes directos, ya que el 4 de octubre de 1984, por el acuerdo N.º 1746 aprobado por Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, fue creado el actual Instituto de Filosofía. En aquel acuerdo quedaban establecidas las funciones principales con las que nacía el centro:
- Realizar investigaciones científicas en el campo de la filosofía.
- Promover el desarrollo de las informaciones sobre filosofía.
- Discutir y decidir la defensa de las aspiranturas a grados científicos en las Ciencias Filosóficas.
- Ejecutar y promover el intercambio teórico entre los filósofos del país y aproximarlos a las experiencias del desarrollo de la filosofía en otros países.
- Garantizar la debida participación de los filósofos en los eventos nacionales e internacionales.
A partir del VI Congreso del PCC, con la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para la actualización del modelo económico cubano y los Objetivos de la Conferencia del PCC, aparece la necesidad de ajustar la producción de conocimiento en el campo de las ciencias sociales a las demandas del país. Se trata de convertir a las ciencias sociales en un eslabón imprescindible en la cadena de valor de los procesos productivos en el contexto del fortalecimiento de las relaciones de producción socialistas.
Con 50 años de trabajo ininterrumpido, el Instituto de Filosofía continúa promoviendo acciones para pensar filosóficamente las alternativas de la Revolución en las condiciones de Cuba en el siglo XXI.